Juan Ramón, Carmelo y Fernando hemos hilado con la materia de la que están hechos los sueños, indagando en los límites y espacios de la crueldad, del absurdo, de la farsa surrreal, en la risa grotesca y del payaso blanco, en la puya ácida y en la sutil, en la página en blanco y en el verde que te quiero; bebido en los callejones de espejos deformantes para ofrecer, con y sin cuarta pared, desde el espacio vacío y el vértigo, una particular visión, todo verdad, nada mentira, todo cuestión, desde un prisma común, caleidoscopio de particular color, con la humildad del comediante anónimo, celebrando un arte efímero, como la luz y oscuridad de cada día, que nos ayuda a entender las sombras de la caverna y romper las cadenas de una ¿inútil? y enigmática comedia.

Gracias a quienes nos precedieron, a los que nos han acompañado en este veloz camino, a los que nos acompañan. Es nuestra voluntad seguir ofreciendo lo mejor de nosotros mismos allí donde existe un público.